La isla de los 280.000 kilos de oro
La isla de los 280.000 kilos de oro y la enfermedad medieval
Hace un par de meses, el pediatra español Quique Bassat aterrizó en la isla de Lihir, en Papúa Guinea, en medio del océano Pacífico. Allí se encuentra la caldera Luise, un cráter de un volcán extinto que esconde un descomunal tesoro: es uno de los mayores depósitos de oro del mundo. La compañia minera australiana Newcrest y otras antes, como la angloaustraliana Rio Tinto —conocida en España por haber vaciado Huelva de pirita, “el oro de los pobres”—, han extraído de las tripas del volcán más de 280.000 kilogramos de oro en los últimos 15 años, suficientes para hundir en joyas a los 18.000 habitantes de la isla. Tocan a más de 15 kilogramos de oro por cabeza.
Sin embargo, en las islas perdidas del Pacífico no funcionan las matemáticas. Bassat, acompañado por su colega Oriol Mitjà, que trabaja en Lihir, fueron a visitar un colegio en la pequeña aldea de Lipuko. Ambos médicos, del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), querían comprobar si en la escuela había muchos casos de pian, una enfermedad olvidada, prima hermana de la sífilis, que devasta la piel y los huesos de los niños afectados en zonas rurales pobres de países tropicales. “El profesor pidió por megafonía que se acercaran los niños afectados por pian y en seguida se formó una cola de 20 chavales”, recuerda Bassat. El oro sale a espuertas desde Lihir con destino a los principales mercados internacionales, pero la pobreza, con todas sus enfermedades asociadas, se queda en la isla.
Medio euro por persona
Cinco frentes de guerra
La OMS ya fracasó en la década de 1960 en su intento de erradicar el pian