ABUSO DE MEDICAMENTOS
Te encuentras muy mal y decides tomarte dos ibuprofenos para que te pase rápido el dolor? NO.
Cuando tomamos un medicamento estamos esperando que haga un cierto efecto sobre un órgano diana que es el que está enfermo o nos provoca molestia. Estos órganos tienen un número determinado de receptores para moléculas químicas de los medicamentos y las dosis que se recomiendan en las hojas de prescripción suelen ajustarse a la capacidad de estos receptores.
ERROR 1: Tomar dos pastillas o tres para que nos haga más efecto o antes.
Tomar más pastillas no duplica ni triplica el efecto, simplemente te provoca una sobredosis de ese medicamento que puede afectar negativamente a otros órganos como el estómago o el hígado. Así que una pastilla de ibuprofeno hará, sobre tu cuerpo, EL MISMO EFECTO que dos, tres o incluso cuatro.
ERROR 2: Me duele mucho y quiero que se vaya rápido.
Tomarte dos o tres pastillas tampoco hace que el efecto sea más rápido ya que el tiempo medio de liberación es lo que es y por mucho que tomes más pastillas no irá más rápido. Además, volviendo al punto anterior, tomarte más de las recomendadas afectará negativamente a tu cuerpo.
ERROR 3: Nunca vacíes el medicamento que se encuentra dentro de la cápsula.
Las cápsulas están hechas para que el medicamento supere los jugos gástricos del estómago y actúe en el receptor adecuado. Si tú sacas el de dentro y lo mezclas en agua para no tener que tragar la cápsula que te parece demasiado grande, haces que la molécula química se inactive con los jugos gástricos; de esta forma el medicamento no llegará a hacer nunca su función.
ERROR 4: Los medicamentos deben tomarse con AGUA. Ni con coca-cola ni con zumos ni con leche, con AGUA. El problema no es que la coca cola con la pastilla te explote en la barriga como si fuera un Mento, sino que algunas sustancias que llevan los refrescos u otro tipo de bebida pueden alterar los componentes químicos del medicamento o su capacidad de absorción dentro del organismo.
– Y recordad siempre: los medicamentos son para vender, no para tomar; y si son necesarios, siempre deben ser prescritos por un profesional; lo que le ha ido bien al vecino o al tío no tiene porque ser el que te conviene a ti.