Música con un violín de tres cuerdas

Ingrid Mosquera tuvo a bien invitarme a participar en sus #CharlasEducativas (#SummerEdition) en la que hablé de cómo en mi colegio hemos trabajado el ABP  de forma online

Al final de la charla, y a colación de una pregunta que me hizo Mónica, hice referencia a una anécdota (no confirmada) atribuida al gran violinista israelí Itzhak Perlman:

Al final de la charla, y a colación de una pregunta que me hizo Mónica, hice referencia a una anécdota (no confirmada) atribuida al gran violinista israelí Itzhak Perlman:

“En noviembre de 1995, el violinista Israelí Itzhak Perlman, uno de los mejores del mundo, tocó en el centro Lincoln de Nueva York. Enfermo de polio desde niño, Perlman se desplazaba muy lentamente, con la ayuda de muletas. Ese día de 1995, la audiencia esperó pacientemente hasta que el virtuoso completó el lento ritual que repetía siempre: cruzó a paso de tortuga el escenario, dejó las muletas en el suelo, se sentó en su silla, adoptando la postura  habitual, con un pie ligeramente más adelantado que el otro, se retiró los aparatos de las piernas y se preparó para tocar.

Esta vez, sin embargo, iba a ser diferente. “Justo cuando terminó de tocar las primeros compases”, escribió el crítico musical del Houston Chronicle, “una de las cuerdas de su violín se rompió. Escuchamos claramente cómo se rasgaba. No había dudas sobre lo que ese sonido significaba, y tampoco sobre lo que tenía que hacer”. Esto es: levantarse, rehacer todo el ritual anterior y coger otro violín o colocar una nueva cuerda en el instrumento. Perlman, sin embargo, no lo hizo. Cerró los ojos unos instantes y después dio la señal al director de orquesta para que comenzase de nuevo. “Todo el mundo sabe que es imposible tocar una sinfonía con solamente tres cuerdas. Pero esa noche, Perlman se negó a aceptarlo. Tocó con tal pasión y poder, que en algunos momentos parecía que estaba obteniendo sonidos nunca antes escuchados”.”

(Fuente: https://blog.rtve.es/vueltayvuelta/2013/08/el-viol%C3%ADn-de-tres-cuerdas.html )

Aunque Perlman es un virtuoso del violín, dudo mucho que, tal y como se afirma en la fuente antes citada, obtuviese sonidos nunca antes escuchados. Pero para mí ese no es el meollo de la cuestión. La piedra angular de este acontecimiento es que él ya tenía la justificación para no hacer nada (y nadie podría reprochárselo) y, sin embargo, lo hizo. En contra de lo que cabía esperar, no se quejó, sino que decidió sacar partido a lo que tenía: Un violín de tres cuerdas.

Y, como dije en la charla, esa es nuestra valía: “hacemos música con violines de tres cuerdas y, aunque no contenga los mejores sones, es maravillosa, porque es la melodía de nuestro colegio, de nuestros compañeros, de nuestros alumnos,…”

O dicho de otra forma: mientras unos miran la cuerda que se rompió, otros hacen música con las tres que tienen.

Mucho ánimo en este curso lleno de incertidumbres.

Así es como suena la de mi colegio:

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